Resumen del "nican mopohua" con comentarios linguisticos y pastorales
Nos basamos en el Nican Mopohua.
Está fuera de toda discusión la autenticidad del texto original.
Por no conocer la lengua nahuatl, no podemos ahondar en el análisis del sentido original. La traducción adoptada, aunque es la última, parece usar distintas palabras para el mismo término nahual. No desarrollamos tampoco el simbolismo de los números, e imágenes del mundo indígena. Ni el estudio de la imagen impresa en el ayate. Es solo un intento de reflexión pastoral sobre ese documento llamado el evangelio de América. Supone la fe en el texto sagrado. Y su comprension desde el designio salvador de Dios. No se lo analiza entonces desde el enfoque puramente linguistico o cultural (que es casi inconmensurable), sino desde una visión pastoral que apunta a la salvación.
La Virgen es la intervencion salvadora de Dios en un momento y lugar de la historia humana.
El indio es el habitante de América, no el indígena virgen, sino ya destruido en su vida social por la conquista y cristianizado en lo esencial (bautizado). Es la raíz de ese cristianismo popular que perdura hasta hoy.
El obispo, aunque admirable como persona, manifiesta la estructura eclesial, que ligada al poder político trasmite la verdadera fé al aborigen, pero destruyendo su cultura, y queriendo imponer una cultura eclesial ligada a la española.
Nota a la traducción :
[Fue escrito en elegante náhuatl poco antes o poco después de la muerte de Juan Diego entre 1540-1545, por el indio noble y sabio don Antonio Valeriano (1520-1605). Se reconoce como fuente de información al mismo Juan Diego (1474-1548), quien fue contemporáneo del padre de Valeriano y conocido de éste. Valeriano tendría once años de edad en la fecha de las apariciones y veintiocho a la muerte de Juan Diego. El original fue escrito sobre papel hecho con palma de maguey, como los antiguos códices aztecas. La presente traducción del náhuatl la ha realizado el Sr. Pbro. Don Mario Rojas Sanchez, sacerdote de la diócesis de Huejutla; de él también es la división en versículos (cuya numeración acá omitimos) hasta lograr 218, para puntualizar los sentidos. El P. Mario Rojas se ha dedicado desde su juventud a los estudios del náhuatl clásico, de la historia, los documentos y los monumentos de las razas prehispánicas, en especial de la nación azteca.]
Introduccion de Fray Mamerto Esquiú:
"Nuestra Señora la Virgen de Guadalupe es el hecho que más que ninguna otra cosa ni con más honor y consuelo merece la calificación de Americano!
Los prudentes del siglo, los que explotan en beneficio propio todo lo que es del público, se burlarán de tan insípida y extraña expresión! Pero yo que soy hijo de la América y que no cedo a nadie en amarla y que mi corazón late de puro entusiasmo por la dignidad del hombre y de los Pueblos, porque creo y amo la dignidad infinita de Jesucristo, sí, con el más vivo sentimiento de honor nacional, de consuelo y sin ruborizarme repito: La Virgen de Guadalupe es Un hecho eminentemente Americano!"
Texto del nican mopohua ("aquí se narra..")
Aquí se cuenta, se ordena, cómo , hace poco, milagrosamente se apareció la perfecta Virgen Santa María Madre de Dios, nuestra Reina, allá en el Tepeyac de renombre Guadalupe.
Primero se hizo ver de un indito, su nombre Juan Diego; y después se apareció su preciosa Imagen delante del reciente Obispo Don Fray Juan de Zumárraga.
Ya en este título del "evangelio de América" se plantea el contenido de todo el relato desde la diferencia de culturas (india y española) y la contraposición socio-religiosa (indito y Obispo). Temas que se repetirán a lo largo del relato. La Virgen es llamada ya "nuestra Reina". El Tepeyac ha sido renombrado por los españoles: Guadalupe. El indio es llamado por el nombre de su bautismo. El mismo nombre con que lo llamará la Virgen. La Virgen se deja ver por el indio. El obispo solo verá su imagen.
Diez años después de conquistada la ciudad de México, cuando ya estaban depuestas las flechas, los escudos, cuando por todas partes había paz en los pueblos.
La guerra era un aspecto simbólico y real del funcionamiento de la sociedad azteca. Por eso al decir que se suspendió la guerra, se está significando también que "se acabó nuestra sociedad, se acabó nuestra nación".
No es la paz del orden sino de los cementerios. La Virgen se va a manifestar a un pueblo oprimido y destruido en su vida social.
Así como brotó, ya verdece, ya abre su corola la fe, el conocimiento de Aquel por quien se vive: el verdadero Dios.
Lenguaje de las flores, típico de la civilización azteca. Ipalnemohuani: Dios azteca "Aquel por quien vivimos"
El Dios de los indios está vinculado a esta vida. La flor y el canto son modos de comunicación de lo divino.
En aquella sazón, el año 1531, a los pocos días del mes de diciembre, sucedió que había un indito, un pobre hombre del pueblo, Su nombre era Juan Diego, según de dice, vecino en Cuauhtitlán.
Cuauhtitlán: "lugar donde abundan las águilas". El nombre original de Juan Diego era Cuauhtlatoatzin: "el que habla como águila".Había entre los aztecas guerreros tigre y guerreros águila.
La numeración del tiempo ya no es azteca sino española y cristiana. Según datos históricos Juan Diego tenía 57 años de edad y 7 de cristiano en ese momento. Es un macehual, en la estructura social mexica, es decir no de la clase alta, pero con parcela de tierra que cultivaba y cuyo producto vendía en el mercado. Los mexicas recibían una educación esmerada. Ser un pobre hombre de pueblo, un indio no le quita dignidad.
[...]Y al llegar cerca del cerrito llamado Tepayac ya amanecía. Oyó cantar sobre el cerrito, como el canto de muchos pájaros finos; al cesar sus voces, como que les correspondía el cerro, sobremanera suaves, deleitosos, sus cantos sobrepujaban al del coyoltótotl y del tzinitzcan y al de otros pájaros finos.
El canto, al igual que las flores y junto con ellas , son señal de las comunicaciones de Dios. "Flor y canto" (in xóchitl in cuicatl) la verdad y la belleza. "Se estableció el canto. Se fijaban los tambores. Se decía que así principiaban las ciudades; existía en ellas la música".
Se detuvo a ver Juan Diego. Se dijo: ¿Por ventura soy digno, soy merecedor de lo que oigo? ¿Quizá nomás lo estoy soñando? ¿Quizá solamente lo veo como entre sueños? ¿Dónde estoy? ¿Donde me veo? ¿Acaso allá donde dejaron dicho los antiguos nuestros antepasados, nuestros abuelos: en la tierra de las flores, en la tierra del maíz, de nuestra carne, de nuestro sustento? ¿Acaso en la tierra celestial?
Por el símbolo de la flor como verdad, al decir que el Tepeyac es xochitlalpan ("lugar donde abundan las flores"), se nos declara que es el lugar de la verdad. Tonacatlalpan: ("el lugar de nuestra carne"), se refiere al lugar de donde todos procedemos. Tomoanchan: lugar en donde Tonacatecutli, "el señor de nuestra carne" va formando a los hombres y los va mandando al seno de sus madres en la tierra. De este paraíso hablaban los antiguos sabios (tlamatinime).
La Virgen se va a manifestar desde el cielo indígena. Desde la cultura del indio. El cielo de Juan Diego es como esta tierra: con flores y maíz. En su cristianismo mantiene el cielo de sus antepasados, que fue destruido por la conquista.
Hacia allá estaba viendo, arriba del cerrillo, del lado de donde sale el sol, de donde procedía el precioso canto celestial. Y cuando cesó de pronto el canto, cuando dejó de oírse, entonces oyó que lo llamaban, de arriba del cerrillo, le decían : "Juanito, Juan Dieguito".
(Se omite la detallada descripción de la Virgen llena de simbolos de belleza similar a las teofanías del Horeb en la biblia.)
[...] En su presencia se postró. Escuchó su aliento, su palabra, que era extremadamente glorificadora, sumamente afable, como de quien lo atraía y estimaba mucho. Le dijo: Escucha, hijo mío el menor, Juanito: ¿a dónde te diriges?
Xocoyotl: hijo o hija menor o último. Hablando cariñosamente equivale al mas chico de los hijos, el pequeño.
Sólo una madre usa el diminutivo para un hombre de 57 años.
Y él le contestó: Mi Señora, Reina, Muchachita mía, allá llegaré, a tu casita de México-Tlatilolco, a seguir las cosas de Dios que nos dan, que nos enseñan quienes son las imágenes de Nuestro Señor: nuestros sacerdotes.
El indio va a recibir la fe de España pero no asimilará las formas eclesiales de los españoles. Los sacerdotes son transmisores de esa fe que será aceptada en lo esencial, desde una visión indígena.
En seguida, con esto dialoga con él, le descubre su preciosa voluntad: Le dice: "Sábelo, ten por cierto, hijo mío el más pequeño, que yo soy la perfecta siempre Virgen Santa María, Madre del Verdaderísimo Dios por quien se vive, el Creador de las personas, el dueño de la cercanía y de la inmediación, el dueño del cielo, el dueño de la tierra; mucho quiero, mucho deseo que aquí le levanten mi casita sagrada,
La Virgen está diciendo que ella es la Madre de los antiguos dioses nahuas, y menciona solo los nombres de aquellos dioses que no tenían representación en imágenes, pero que formaban parte de la teología mas pura, sobre todo de la teología inmediatamente anterior a la conquista.
La Virgen pide un templo en el monte consagrado a las divinidades de su pueblo. Ella elige el lugar, no los sacerdotes, ni el indio. Por qué los milagros suceden en algunos sitios y en otros no, queda en el misterioso designio de Dios, decía ya San Agustín. En las apariciones de Lourdes en 1858 también pedirá a Bernardita que los sacerdotes le edifiquen un templo.
en donde lo mostraré, lo ensalzaré, al ponerlo de manifiesto; lo daré a las gentes con todo mi amor personal, en mi mirada compasiva, en mi auxilio, en mi salvación.
La nueva traducción que ha tenido en cuenta muy de cerca los matices de la gramática náhuatl, descubre que el foco y centro de interés es Dios.(¿Excesiva preocupación cristocéntrica del traductor?
La antigua versión decía "me mostraré")"A las gentes" (ixquich), literalmente: a todos.
Porque yo en verdad soy vuestra Madre compasiva,
Maternidad y compasión son lo propio de la Virgen en América.
tuya y de todos los hombres que en esta tierra estáis en uno, y de las demás variadas estirpes de hombres, mis amadores, los que a mí clamen, los que me busquen, los que confíen en mí.
No excluye a ningún habitante de esta tierra americana. El "estaís en uno" abarca también a los españoles. Lleva implícito el mestizaje. Se presenta como Madre del pueblo nuevo que nace de esa mezcla de razas.
Porque allí escucharé su llanto, su tristeza, para remediar, para curar todas sus diferentes penas, sus miserias, sus dolores.
No habla de liberación, sino de aliviar su opresión. El mensaje trasciende el presente de Juan Diego.
Como el evangelio es universal. El pueblo mestizo y oprimido tendrá una Madre. La pastoral debiera valorar mas ese presentar la vida penosa del pobre ante la mirada compasiva de la Virgen; especialmente en los santuarios por ella elegidos.
Y para realizar lo que pretende mi compasiva mirada misericordiosa, anda al palacio del obispo de México, y le dirás cómo yo te envío, para que le descubras cómo mucho deseo que aquí me provea de una casa, me erija en el llano mi templo; todo lo contarás, cuanto has visto y admirado, y lo que has oído.
"Compasiva mirada misericordiosa" estas y otras palabras del mensaje coinciden con el contenido de la Salve ("esos tus ojos misericordiosos" "vida dulzura y esperanza" "llanto y tristeza"). Ese es el inicio de la acción salvadora. El español había destruido los templos que sustentaban la vida social del indio. La Virgen reconstruye esa vida desde un nuevo templo, de ella, pero no de los españoles.
Elige como emisario al indio, que debe trasmitirle al obispo lo que ella quiere.
Lo normal desde una perspectiva eclesial es que el obispo le diga al indio lo que Dios quiere.
[...]Cuando vino a llegar al interior de la ciudad, luego fue derecho al Palacio del obispo, que muy recientemente había llegado, gobernante, sacerdote; su nombre era D. Fray Juan de Zumárraga, Sacerdote de San Francisco.
A pocos hombres debe tanto México como a este vasco, el primero en contemplar el retrato que dio la Virgen a sus mexicanos. El consiguió traer la primera imprenta que hubo en América, negoció en Toledo la primera Universidad, fundó el Hospital del Amor de Dios, trajo de España árboles frutales, semillas de lino y cáñamo y hasta moriscos de Granada para enseñar a los indios el cultivo de la seda, ganado lanar y artesanal para que se enseñasen a tejer telas, alfombras y tapicería.
Y en cuanto llegó, luego hace el intento de verlo, les ruega a sus servidores, a sus ayudantes, que vayan a decírselo: Después de pasado largo rato vinieron a llamarlo, cuando mandó el señor obispo que entrara. Y en cuanto entró, luego ante él se arrodilló, luego ya le descubre, le cuenta el precioso aliento, la preciosa palabra de la Reina del Cielo, su mensaje, y también le dice todo lo que admiró, lo que vio, lo que oyó. Y habiendo escuchado toda su narración, su mensaje, como que no mucho lo tuvo por cierto,
[En las informaciones de 1666 dicen los testigos indígenas que en esta primera entrevista hicieron burla de Juan Diego, el obispo y sus acompañantes.]
Según el padre Tovar jesuita de Texcoco, en un documento del siglo XVI, el obispo "habría replicado expresando clara desconfianza y preguntando al vidente si lo que había creído contemplar no sería mas que efecto de un rato de embriaguez.".
le respondió, le dijo: "Hijo mío, otra vez vendrás, aun con calma te oiré, bien aun desde el principio miraré, consideraré la razón por la que has venido, tu voluntad, tu deseo".
El indio espera ser pronto creído, porque él tiene fe en la Virgen. La fe del pobre es inmediata no entiende de dilaciones o mediaciones. Pero solo recibe promesas y buenos modos. El medio eclesial no está preparado para atender indios que se manejan con otra cultura.. Al indio le costará cada vez mas llegar a la autoridad eclesial.
Salió; venía triste porque no se realizó de inmediato su encargo.
Conclusión de la perícopa: la fé popular (su vinculación con la Virgen) no es comprendida por la estructura eclesial.
Luego se volvió, al terminar el día; luego de allá se vino derecho a la cumbre del cerrillo.
La noche, la falta de luz como en los evangelios simboliza un estado de incomprensión del mensaje. (Cfr. J. Mateos, passim)
Y tuvo la dicha de encontrar a la Reina del Cielo: allí, cabalmente donde la primera vez se le apareció, lo estaba esperando. Y en cuanto la vio, ante Ella se postró, se arrojó por tierra, le dijo: Patroncita, Señora, Reina, Hija mía la mas pequeña, mi Muchachita, ya fui donde me mandaste a cumplir tu amable aliento, tu amable palabra; aunque difícilmente entré a donde es el lugar del Gobernante Sacerdote, lo vi, ante él expuse tu aliento, tu palabra, como me lo mandaste.
Tlacaetl: persona noble, generosa, magnífica. También la llama "la mas pequeña"(noxocoyouhe) como ella lo había llamado a él..
Habría que estudiar desde el punto de vista lingüístico cada uno de los nombres que el indio da a la Virgen en su idioma, y sus matices de respeto, cariño y cercanía.
También notar que cuando habla la Virgen se usa la palabra "obispo" en el original, casi siempre, menos la última vez en que emplea la palabra que usa aquí Juan Diego "teopixca-tlatoani" "sacerdote-gobernante". El narrador también emplea obispo gobernante. El tlatoani gobernaba desde lo religioso. No se dividía la sociedad mexica en compartimientos: lo social, lo económico, lo religioso. Mercado y templo van juntos. No se concebía la vida social sin lo religioso
Me recibió amablemente y lo escuchó perfectamente, pero, por lo que me respondió, como que no lo entendió, no lo tiene por cierto. Me dijo: "Otra vez vendrás, aun con calma te escucharé, bien aun desde el principio veré por lo que has venido, tu deseo, tu voluntad". Bien en ello miré, según me respondió, que piensa que tu casa que quieres que te hagan aquí, tal vez yo nada más lo invento, o que tal vez no es de tus labios.
El obispo no entiende al indio pero el indio entiende perfectamente al obispo. La sabiduría del pobre le hace conocer a las personas.
Mucho te suplico, Señora mía, Muchachita mía, que a alguno de los nobles, estimados, que sea conocido, respetado, honrado, le encargues que conduzca, que lleve tu amable aliento, tu amable palabra para que le crean.
Es la lógica humana, la que quiere usar aquí Juan Diego. Porque es la que usa habitualmente la Iglesia: confiar mas fácilmente en el que es "respetable".
Porque en verdad yo soy un hombre del campo, soy mecapal, soy parihuela, soy cola, soy ala; yo mismo necesito ser conducido, llevado a cuestas, no es lugar de mi andar ni de mi detenerme allá a donde me envías, Virgencita mía, Hija mía menor, Señora, Niña.
Cuitlapilli: "cola o rabo"; atlapalli: "hoja de árbol o hierba"; estos dos vocablos unidos significan "gente menuda". Mecapal, cacaxtli (parihuela): enseres de carga, aún en uso en muchas regiones del país; el primero: una faja de ixtle que pasa por la frente y ayuda a sostener la carga; el segundo un armadijo de varas y cuerdas donde se acomoda el fardo, y va apoyada en las espaldas del cargador. Son expresiones de mucha humildad, tomadas de los refranes y modos de hablar de aquel entonces, del habla popular. Como si dijera: "No soy más que un animal de carga; necesito que otras personas me guíen; me siento fuera de mi ambiente en esos lugares a donde me mandas.."
Se marca claramente aquí la diferencia cultural, y la separación entre pobre y rico. Aún hoy día muchos pobres sienten que "no es lugar de mi andar" allá donde se pretende que vayan. Este humilde conocimiento de su condición de pobreza lo impulsa a querer cambiar el designio de la Virgen.
Por favor dispénsame: afligiré con pena tu rostro, tu corazón; iré a caer en tu enojo, en tu disgusto, Señora y Dueña mía.
Pero entonces aparece con toda su fuerza el designio salvador de Dios mediante los pobres:
Le respondió la Perfecta Virgen, digna de honra y veneración: Escucha, el más pequeño de mis hijos; ten por cierto que nos son escasos mis servidores, mis mensajeros, a quienes encargue que lleven mi aliento, mi palabra, para que efectúen mi voluntad; pero es muy necesario que tú, personalmente vayas, ruegues, que por tu intercesión se realice, se lleve a efecto mi querer, mi voluntad. Y mucho te ruego, hijo mío el menor, y con rigor te mando, que otra vez vayas mañana a ver al obispo. Y de mi parte hazle saber, hazle oír mi querer, mi voluntad, para que realice, haga mi templo que le pido. Y bien, de nuevo dile de qué modo yo, personalmente, la siempre Virgen Santa María, Yo, que soy la madre de Dios, te mando.
Dios quiere salvar al hombre no solo por los canales habituales de la Iglesia institución, sino por la comunicación amorosa y personal de la Virgen Madre. Y ese designio debe ser comprendido por el obispo como verdadero. Reconoce la Virgen los caminos habituales ("no son escasos mis servidores, mis mensajeros"), pero quiere emplear en América el camino del indio pobre y despreciado. El designio divino es que el obispo acepte la presencia y palabra del indio. Ese camino de salvación se concreta en una iglesia (templo) para el indio.
Juan Diego por su parte, le respondió, le dijo: Señora mía, Reina, Muchachita mía, que no angustie yo con pena tu rostro, tu corazón; con todo gusto iré a poner por obra tu aliento, tu palabra; de ninguna manera lo dejaré de hacer, ni estimo por molesto el camino.
El indio ante la firmeza de la Virgen obedece. Pero no cambia de opinión:
Iré a poner en obra tu voluntad, pero tal vez no seré oído, y si fuere oído, quizás no seré creído.
[...]Y a eso de las diez fue cuando estuvo preparado: se había oído Misa y se había nombrado lista y se había dispersado la multitud.
Pasar lista: se refiere al registro que se llevaba de todos los bautizados. No estar el domingo para pasar lista podría despertar sospechas de haber regresado a las idolatrías.
El indio no se exime de su obligación de cumplir con la institución eclesial. Primero oye misa porque es domingo y es "anotado en la lista".
Juan Diego luego fue al palacio del señor obispo.
("Tlatoani Obispo")
Y en cuanto llegó hizo toda la lucha por verlo, y con mucho trabajo otra vez lo vio. A sus pies se hincó, lloró, se puso triste al hablarle, al descubrirle la palabra, el aliento de la Reina del Cielo, Que ojalá fuera creída la embajada, la voluntad de la Perfecta Virgen, de hacerle, de erigirle su casita sagrada, en donde había dicho, en donde la quería. Y el gobernante obispo muchísimas cosas le preguntó, le investigó, para poder cerciorarse, dónde la había visto, cómo era Ella; todo absolutamente se lo contó al señor obispo.
Epi-scopo: es el que vigila, el que administra. Es el guardián de la fe verdadera.
Y aunque todo absolutamente se lo declaró, y en cada cosa vio, admiró que aparecía con toda claridad que Ella era la Perfecta Virgen, la Amable, Maravillosa Madre de Nuestro Salvador, Nuestro Señor Jesucristo, sin embargo, no luego se realizó. Dijo que no sólo por su palabra su petición se haría, se realizaría lo que él pedía: que era muy necesaria alguna otra señal para poder ser creído cómo a él lo enviaba la Reina del Cielo en persona.
En los números 79, 94,101, 123, 137, 160, etc. se repiten constantemente las palabras tlanezcayotl, tlaneltiliztli, machiyotl: prueba, comprobación, señal.
El indio no duda que la Madre de Dios le dará cualquier señal que le pida:
Tan pronto como lo oyó Juan Diego, le dijo al obispo: "Señor gobernante, considera cuál será la señal que pides, porque luego iré a pedírsela a la Reina del Cielo que me envió".
El que parece dudar en pedir una señal determinada es el obispo. (¿Cfr. Isaías 7?)
Y habiendo visto el obispo que ratificaba, que en nada vacilaba ni dudaba, luego lo despacha.
La institución, mas que en milagros prefiere confiar, logicamente, en informantes:
Y en cuanto se viene, luego les manda algunos de los de su casa en los que tenía absoluta confianza, que lo vinieran siguiendo, que bien lo observaran a dónde iba, a quién veía, con quién hablaba.
El enojo de los que lo siguen, al perderlo de vista, motiva que le "llenen la cabeza al obispo":
[...]Así le fueron a contar al señor obispo, le metieron en la cabeza que no le creyera, le dijeron cómo nomás le contaba mentiras, que nada más inventaba lo que venía a decirle, o que solo soñaba o imaginaba lo que le decía, lo que le pedía.
(Lo peor siempre es el entorno.) Y dentro de su espacio de poder, toman decisiones:
Y bien así lo determinaron que si otra vez venía, regresaba, allí lo agarrarían, y fuertemente lo castigarían, para que ya no volviera a decir mentiras ni alborotar a la gente.
Son los guardianes del orden: buscan evitar el tumulto.
Entre tanto Juan Diego estaba con la Santísima Virgen, diciéndole la respuesta que traía del señor Obispo. La que oída por la Señora, le dijo: Bien está, hijito mío, volverás mañana para que lleves al obispo la señal que te ha pedido: con esto te creerá y acerca de esto ya no dudará ni de ti sospechará. Y sábete hijito mío, que yo te pagaré tu cuidado y el trabajo y cansancio que por mí has impendido; Ea, vete ahora, que mañana aquí te aguardo.
Además de prometer una señal que ella elegirá, le asegura que será creído y subraya una vez mas como en veces anteriores la dificultad y el trabajo que significaba para Juan Diego esa misión. Siendo un pobre frecuentar el palacio con un mensaje increíble.
Y al día siguiente, lunes, cuando debía llevar Juan Diego alguna señal para ser creído, ya no volvió. Porque cuando fue a llegar a su casa, a un su tío, de nombre Juan Bernardino, se le había asentado la enfermedad, estaba muy grave.
In cocoliztli: literalmente la enfermedad; pero en esos tiempos era la viruela traída por los españoles, para la que no había remedio.
Otro elemento que marca el mestizaje y la opresión.
Aún fue a llamarle al médico, aún hizo por él, pero ya no era tiempo, ya estaba muy grave. Y cuando anocheció, le rogó su tío que cuando aún fuere de madrugada, cuando aún estuviere oscuro, saliera hacia acá, viniera a llamar a Tlatilolco algún Sacerdote para que fuera a confesarlo, para que fuera a prepararlo. Porque estaba seguro de que ya era el tiempo, ya el lugar de morir, porque ya no se levantaría, ya no se curaría.
En el mundo náhuatl el tío (hermano de la madre) heredaba a sus sobrinos y no a sus hijos; el verdadero antepasado no era el padre sino el tío. En los textos de Sahagún vemos que tío es la máxima expresión de respeto y consideración que se puede tener hacia una persona honorable.
Es mientras Juan Diego va apurado a buscar al sacerdote, cuando tiene el desconcertante propósito de evitar el encuentro con la Virgen, para no retrasarse. Lo sobrenatural no anula en él lo inmediato. Creer en el mas allá, no es desentenderse de las urgencias de caridad en esta vida. La vida eterna y la presente van naturalmente juntas en la vida del pobre.
[...]"Si me voy derecho por el camino, no vaya a ser que me vea esta Señora y, seguro, como antes me detendrá para que le lleve la señal al gobernante eclesiástico como me lo mandó; que primero nos deje nuestra tribulación; que antes yo llame de prisa al sacerdote religioso, mi tío no hace mas que aguardarlo".
In Teopixqui Motolinia (al sacerdote religioso, o al Padre Motolinía ): Puede entenderse de las dos maneras. Se sabe que el Padre Motolinía había tenido influjo en la vida espiritual de aquellos inditos. Tal vez por ello lo buscaban a él personalmente. (B. Tanco p. 55).
Pero "la que perfectamente a todas partes está mirando" le sale al encuentro:
Le vino a salir al encuentro a un lado del cerro, le vino a atajar los pasos; le dijo: "Qué pasa, el más pequeño de mis hijos? ¿A dónde vas, a dónde te diriges?" Y él tal vez un poco se apenó, ¿o quizás se avergonzó? ¿O tal vez de ello se espantó, se puso temeroso? En su presencia se postró, la saludó, le dijo: "Mi jovencita, Hija mía la mas pequeña, Niña mía, ojalá que estés contenta: ¿cómo amaneciste? ¿acaso sientes bien tu amado cuerpecito, Señora mía, Niña mía? Con pena angustiaré tu rostro, tu corazón: te hago saber, Muchachita mía, que está muy grave un servidor tuyo, tío mío. Una gran enfermedad se le ha asentado, seguro que pronto va a morir de ella. Y ahora iré de prisa a tu casita de México, a llamar alguno de los amados de Nuestro Señor, de nuestros sacerdotes, para que vaya a confesarlo y a prepararlo.
Y en la próxima frase expresa el "fatalismo" de su visión de la vida, que habría que estudiarlo desde la teología náhual y desde el Eclesisastés:
Porque en realidad para ello nacimos, los que vinimos a esperar el trabajo de nuestra muerte.
Mas si voy a llevarlo a efecto, luego aquí otra vez volveré para ir a llevar tu aliento, tu palabra, Señora, Jovencita mía. Te ruego me perdones, tenme todavía un poco de paciencia, porque con ello no te engaño, Hija mía la menor, Niña mía, mañana sin falta vendré a toda prisa".
En cuanto oyó las razones de Juan Diego, le respondió la Piadosa Perfecta Virgen: "Escucha, ponlo en tu corazón, hijo mío el menor, que no es nada lo que te espantó, lo que te afligió; que no se perturbe tu rostro, tu corazón; no temas esta enfermedad ni ninguna otra enfermedad, ni cosa punzante, aflictiva. ¿No estoy aquí yo, que soy tu madre? ¿no estás bajo mi sombra y resguardo? ¿no soy yo la fuente de tu alegría? ¿no estás en el hueco de mi manto, en el cruce de mis brazos? ¿tienes necesidad de alguna otra cosa?
La frase: Cuix amo Nehuatl in nimopaccayeliz? es casi intraducible por la profundidad de su contenido: "¿No soy yo la naturaleza de tu salud, el ser de tu bienestar, el principio vital de tu paz?" Nocuixango, Nomamalhuazco, Cuixantli es la cavidad delantera que se forma con una vestidura: falda, enagua, delantal, ayate, para cargar algo; de allí la idea y la imagen de gremio, regazo, protección, intimidad, cercanía, amparo. Mamalhuaztli es el receptáculo semejante pero formado hacia la espalda con el rebozo, manto, capa, o con el mismo ayate, dándole vuelta. Esta expresión de la Virgen corresponde a lo que había dicho Juan Diego: "necesito ser conducido, llevado a cuestas.." Ahora Ella le dice: "¿No te llevo en mis brazos?¿No te cargo en mis espaldas?". Vemos aún ahora cuán tiernamente llevan las indias a sus hijitos en las espaldas.
Que ninguna otra cosa te aflija, te perturbe: Que no te apriete con pena la enfermedad de tu tío, porque de ella no morirá por ahora, ten por cierto que ya está bueno".
(Y luego en aquel mismo momento sanó su tío como después se supo).
Y Juan Diego, cuando oyó la amable palabra, el amable aliento de la Reina del Cuelo, muchísimo con ello se consoló, bien con ella se apaciguó su corazón.
Ilhuicac Cihuapilli: "La Reina del Cielo". Diecisiete veces nombra así a la Virgen el nican mopohua; y once veces Cihuapilli "Reina".
Y le suplicó que inmediatamente lo mandara a ver al gobernante obispo, a llevarle algo de señal, de comprobación para que creyera. Y la Reina Celestial luego le mandó que subiera a la cumbre del cerrillo, en donde antes la veía.
El cerro de la aparición forma parte de la señal. De donde adoraban sus antepasados viene el milagro.
Le dijo: "sube hijo mío el menor, a la cumbre del cerrillo, a donde me viste y te di órdenes:
Allí verás que hay variadas flores; córtalas, reúnelas, ponlas todas juntas; luego baja aquí; tráelas aquí, a mi presencia.
La verdad en la tierra se expresaba con el difrasismo Flor y Canto: In xóchitl in Cuicatl.
Y Juan Diego luego subió al cerrillo. Y cuando llegó a la cumbre, mucho admiró cuántas había, florecidas, abiertas sus corolas, flores las más variadas, bellas y hermosas, cuando todavía no era su tiempo: Porque de veras que en aquella sazón arreciaba el hielo. Estaban difundiendo un olor suavísimo; como perlas preciosas, como llenas de rocío nocturno. Luego comenzó a cortarlas, todas las juntó, las puso en el hueco de su tilma.
Si las flores son la verdad, el indio junta verdades que vienen de sus ancestros, en el hueco de su poncho. Pero para que sean un signo, todavía las tiene que tocar la Virgen.
Por cierto que en la cumbre del cerrito no era lugar en que se dieran ningunas flores, sólo abundaban los riscos, abrojos, espinas; nopales, mezquites. Y si acaso algunas hierbecillas se solían dar. Entonces era el mes de diciembre, en que todo lo come, lo destruye el hielo.
Y en seguida vino a bajar, vino a traerle a la Niña Celestial las diferentes flores que había ido a cortar. Y cuando las vio, con sus venerables manos las tomó;
Es un gesto casi sacramental. Como Cristo, que tomó el pan "en sus santas y venerables manos" (canonI).
Luego otra vez se las vino a poner todas juntas en el hueco de su ayate, le dijo:
"Mi hijito menor, estas diversas flores son la prueba, la señal que llevarás al obispo. De mi parte le dirás que vea en ellas mi deseo, y que por ello realice mi querer, mi voluntad."
Las flores-verdades, van unidas a la palabra del indio y a su poncho o ayate, que simboliza toda su vida.
Ese es el querer de la Virgen, que tiene que reconocer el obispo-iglesia.
Y mucho te mando con rigor que nada más a solas, en la presencia del obispo, extiendas tu ayate, y le enseñes lo que llevas.
Se recalca que la señal es solo para el obispo.
Y tú que eres mi mensajero... en ti absolutamente se deposita la confianza.
La confianza de la Virgen (y de la Iglesia?) en el indio, contrasta con la desconfianza del entorno, para quienes "contaba mentiras" "inventaba lo que venía a decirle" "solo imaginaba lo que le decía" o "alborotaba a la gente".
Y le contarás todo puntualmente, le dirás que te mandé que subieras a la cumbre del cerrito a cortar flores, y cada cosa que viste y admiraste, Para que puedas convencer al gobernante sacerdote, para que luego ponga lo que está de su parte para que se haga, se levante mi templo que le he pedido.
Las palabras del indio y su admiración, entran también a formar parte del signo, junto con el cerro, las flores, y el templo-casita de la Virgen.
Y en cuanto le dio su mandato la Celestial Reina, vino a tomar la calzada, que viene derecho a México, ya viene contento. Ya así viene sosegado su corazón, porque vendrá a salir bien, lo llevará perfectamente. Mucho viene cuidando lo que está en el hueco de la vestidura, no vaya a ser que algo tire; Viene disfrutando del aroma de las diversas preciosas flores.
El indio disfruta y cuida su vida y sus verdades que han sido tocadas por la Virgen. Todo saldrá bien.
Y cuando vino a llegar al palacio del obispo, lo fueron a encontrar el portero y los demás servidores del sacerdote gobernante. Y les suplicó que le dijeran cómo deseaba verlo, pero ninguno quiso; fingían que no le entendían, o tal vez porque aun estaba muy oscuro; O tal vez porque ya lo conocían que nomás los molestaba, los importunaba, y ya les habían contado sus compañeros, los que lo fueron a perder de vista cuando lo siguieron el día anterior. Durante muchísimo rato estuvo esperando la razón.
Cada vez le resulta mas difícil a la tosudez del indio, llegar hasta el sacerdote gobernante.
Y cuando vieron que por muchísimo rato estuvo allí, de pie, cabizbajo, sin hacer nada, por si era llamado, y como que algo traía, lo llevaba en el hueco de su tilma; luego, pues, se le acercaron para ver qué traía y desengañarse.
Los del palacio episcopal asumen la función investigadora del obispo (epi-scopo). ¿Desobedece Juan Diego a la Virgen forzado por la violencia? ¿O forman parte del obispo destinatario, también los sirvientes? Y recién cuando ven que lleva solo flores, y que ellos no las pueden agarrar:
[...]Inmediatamente fueron a decirle al Gobernante Obispo lo que habían visto. Cómo deseaba verlo el indito que otras veces había venido, y que hacía muchísimo rato que estaba allí aguardando el permiso, porque quería verlo. Y el Gobernante Obispo en cuanto lo oyó, dio en la cuenta que aquella era la prueba para convencerlo, para poner en obra lo que solicitaba el hombrecito. Enseguida dio orden de que pasara a verlo. Y habiendo entrado, en su presencia se postró como ya antes lo había hecho. Y de nuevo le contó lo que había visto, admirado, y su mensaje. Le dijo: Señor mío, gobernante, ya hice, ya llevé a cabo según me mandaste.
La explicación de Juan Diego repite hasta en los detalles todo lo sucedido:
Así, fui a decirle a la Señora mi Ama, la Niña Celestial; Santa María, la Amada Madre de Dios, que pedías una prueba para poder creerme, para que le hicieras su casita sagrada, en donde te la pedía que la levantaras; y también le dije que te había dado mi palabra de venir a traerte alguna señal, alguna prueba de su voluntad, como me lo encargaste. Y escuchó bien tu aliento, tu palabra, y recibió con agrado tu petición de la señal, de la prueba, para que se haga, se verifique su amada voluntad. Y ahora, cuando era todavía de noche, me mandó para que otra vez viniera a verte; y le pedí la prueba para ser creído, según había dicho que me la daría, e inmediatamente lo cumplió. Y me mandó a la cumbre del cerrito en donde antes ya la había visto; para que allí cortara diversas rosas de Castilla.
Caxtillan xochitl: "de Castilla" no necesariamente quiere decir el origen, sino que es ponderación de la calidad; prueba de ello es que los testigos españoles de las Informaciones de 1666 dijeron que eran "de Alejandría". (Ver también Num. 127, 154, 177, 182).
Con todo puede ser también signo de la unión de culturas.
Y cuando las fui a cortar, se las fui a llevar allá abajo; y con sus santas manos las tomó.
("venerables" tradujo antes el mismo P. Rojas )
De nuevo en el hueco de mi ayate las vino a colocar. Para que te las viniera a traer, para que a ti personalmente te las diera. Aunque bien sabía yo que no es lugar donde se den flores la cumbre del cerrito, porque solo hay abundancia de riscos, abrojos, huizaches, nopales, mezquites, no por ello dudé, no por ello vacilé.
Otra muestra de la fe directa del indio.
Cuando fui a llegar a la cumbre del cerrito miré que ya era el paraíso
(xochitlalpan: la tierra de las flores). El Paraíso es el lugar de la verdad, de la tierra florida.
Allí estaban ya perfectas todas las diversas flores preciosas, de lo mas fino que hay, llenas de rocío, esplendorosas, de modo que luego las fui a cortar. Y me dijo que de su parte te las diera, y que ya así yo probaría; que vieras la señal que le pedías para realizar su amada voluntad. Y para que aparezca que es verdad mi palabra, mi mensaje,
Insistencia en la sinceridad del indio, que para la Virgen es "de toda confianza".
aquí las tienes; hazme el favor de recibirlas.
Y luego extendió su blanca tilma, en cuyo hueco había colocado las flores. Y así como cayeron al suelo todas las variadas flores preciosas, luego allí se convirtió en señal, se apareció de repente la Amada Imagen de la Perfecta Virgen Santa María, Madre de Dios, en la forma y figura que ahora está. en donde ahora es conservada en su amada casita, en su sagrada casita en el Tepeyac, que se llama Guadalupe.
En esta primera conclusión del relato la imagen aparece tras el testimonio del indio.
Cuando espiaban los sirvientes solo había rosas inagarrables.
La Virgen desde su imagen le dice al obispo que le crea al indio. Que crea que es verdad que la vida-tilma del indio ha sido tocada por la Virgen, "la madre del verdadero Dios por quien se vive".
Y que el Santuario es el signo y lugar de ese encuentro, que todo indio lleva impreso en el alma.
Lo que sigue del relato cuenta ya la fé del obispo en la Virgen y en el indio.
Y en cuanto lo vio el obispo gobernante y todos los que allí estaban, se arrodillaron, mucho la admiraron.
Antes el indio se arrodillaba ante el obispo. Ahora desde la fe se invierten los papeles. El obispo se arrodilla ante la Virgen llevada por el indio.
Se pusieron de pie para verla, se entristecieron, se afligieron, suspenso el corazón, el pensamiento... Y el obispo gobernante, con llanto, con tristeza, le rogó, le pidió perdón por no luego haber realizado su voluntad, su venerable aliento, su venerable palabra.
Y cuando se puso de pie, desató del cuello de donde estaba atada, la vestidura, la tilma de Juan Diego, en la que se apareció, en donde se convirtió en señal la Reina Celestial. Y luego la llevó; allá fue a colocar a su oratorio.
¿Signo de devoción o intento de apropiarse de la Virgen india?
Y todavía allí pasó un día Juan Diego en la casa del obispo, aún lo detuvo. Y al día siguiente le dijo: Anda, vamos a que me muestres dónde es la voluntad de la Reina del Cielo que le erijan su templo. De inmediato se convidó gente para hacerlo, levantarlo.
Y Juan Diego, en cuanto mostró en dónde había mandado la Señora del Cielo que se erigiera su casita sagrada, luego pidió permiso: Quería ir a su casa para ir a ver a su tío Juan Bernardino, que estaba muy grave cuando lo dejó para ir a llamar a un sacerdote a Tlatilolco para que lo confesara y lo dispusiera, de quien la había dicho la Reina del Cielo que ya había sanado.
Acabada su misión el indio vuelve a la vida concreta. Sigue "no siendo su lugar de andar"el palacio eclesial.
Pero no lo dejaron ir solo, sino que lo acompañaron a su casa. Y al llegar vieron a su tío que ya estaba sano, absolutamente nada le dolía. Y él, por su parte, mucho admiró la forma en que su sobrino era acompañado y muy honrado; le preguntó a su sobrino por qué así sucedía, el que mucho le honraran;
El indio viejo se admira de que honren a un pobre.
Y él dijo cómo, cuando lo dejó para ir a llamarle un sacerdote para que lo confesara, lo dispusiera, allá en el Tepeyac se le apareció la Señora del Cielo; y lo mandó a México para ver al gobernante obispo, para que allí le hiciera una casa en el Tepeyac. Y le dijo que no se afligiera, que ya su tío estaba contento, y con ello mucho se consoló. Le dijo su tío que era cierto, que en aquel preciso momento lo sanó, y la vio exactamente en la misma forma en que se le había aparecido a su sobrino, y le dijo cómo a él también lo había enviado a México a ver al obispo; y que también cuando fuera a verlo, que todo absolutamente le descubriera, le platicara lo que había visto, y la manera maravillosa en que lo había sanado, Una nueva aparición "sanadora" a otro indio que también debe testimoniar ante el obispo el amor de la Madre misericordiosa.
y que bien así la llamaría, bien así se nombraría: La Perfecta Virgen Santa Maria De Guadalupe, su amada Imagen.
El nombre náhuatl que verosimilmente dio la Virgen a Juan Bernardino y que los oídos españoles asimilaron a "de Guadalupe" (en náhuatl no existe la G ni la D) tal vez nunca lo lleguemos a encontrar en ningún documento.
El nombre que se sugiera, tiene que dar satisfacción a muchas exigencias, y en especial al carácter todo de la narración, que es constructivo y amable; no hay ni sombra de reproche a las antiguas "idolatrías", sino siempre el utilizar lo positivo y legítimo para expresar el Mensaje. Proponemos aquí el nombre TLECUAHTLAPCUPEUH, cuyos elemento significarían: Tle-tl: fuego. Elemento que recuerda el lugar donde Dios vive y actúa. Cuauh-tli: águila. Símbolo del Sol y de la Divinidad. Tlapcup-a: del Oriente, de la región de la luz (que era también la región de la música. Euh: el verbo ehua en forma de pretérito. Dicha terminación se usa para indicar el sujeto que hace la acción y que continúa haciéndola. Significa: levantar, proceder de, disponerse a volar, revolar, entonar un canto. El significado de dicho nombre en su forma mas sencilla sería: la que procede de la región de la luz como el Águila de fuego (Dios).
Todo un resumen; comprensible para la teología indígena, pero incomprensible (y por tanto insospechable) para los españoles. Guadalupe significaría según los estudiosos de la lengua árabe: río de cascajo negro, o también: río de amor. La Virgen de Guadalupe de España suscitaba muchísima devoción entre los conquistadores. El nombre de la Virgen, ya aceptado por Valeriano, es otro signo de esa nueva mezcla de culturas. Aunque se impuso el español, ella es la Madre de todos los hombres que "en esta tierra están en uno". Por otra parte son indudables los rasgos mestizos y la simbología india en el vestido de la Virgen.
El final del nican mopohua reafirma todo lo actuado por la Virgen el indio y el obispo.
Y luego trajeron a Juan Bernardino a la presencia del gobernante obispo, lo trajeron a hablar con él, a dar testimonio. Y junto con su sobrino Juan Diego, los hospedó en su casa el obispo unos cuantos días, En tanto que se levantó la casita sagrada de la Niña Reina allá en el Tepeyac, donde se hizo ver de Juan Diego. Y el señor obispo trasladó a la iglesia mayor la amada Imagen de la Amada Niña Celestial. La vino a sacar de su palacio, de su oratorio en donde estaba, para que todos la vieran, la admiraran, su amada imagen. Y absolutamente toda esta ciudad, sin faltar nadie, se estremeció cuando vino a ver, a admirar su preciosa Imagen. Venían a reconocer su carácter divino. Venían a presentarle sus plegarias. Mucho admiraron en que milagrosa manera se había aparecido, puesto que absolutamente ningún hombre de la tierra pintó su amada Imagen. La amada imagen (Itlazoixiplatzin) será en adelante la Virgen.
Corolarios:
1. ¿Siempre tiene que haber un indio en el medio?
En Luján (Siglo XVII) el intermediario es un negro. Y la Virgen "se vuelve"hasta que no le devuelven al negro. La Iglesia oficial recién aparece 40 años después (número bíblico) con el padre Montalvo, a quien sana el negro con el aceite de la lámpara de la Virgen.
En el Valle (S. XVII) son los indios los que tenían la Virgen y le bailaban en la cueva de Choya, hasta que el español Zalazar se las sacó y la llevó a la Iglesia.
En Itatí también, aunque la imagen la trae Fray Bolaños, están por medio los indios itatines, es una talla indígena, y hay varios "robos" y "encuentros"de la imagen por parte de los indios.
2. ¿Cuantas formas del cristianismo popular vienen de los indios?
Fray Gerónimo de Mendieta:
"Para tratar de las fiestas que estos indios de la Nueva España (en especial los de México, Texcuco y Tlaxcala) hacían a sus dioses, es de saber cuanto a lo primero, que tenían su calendario por donde se regían, y tenían señalados sus días del año para cada uno de los diablos a quien hacían fiesta y celebraban, así como nosotros tenemos dedicado su día en tal o tal mes a cada uno de los santos.
[....]Hablando pues de las fiestas que hacían a sus dioses, es de saber que sus fiestas las solemnizaban y regocijaban mucho con adornar y tener muy limpios sus templos, muy barridos y muy compuestos de rosas y cosas verdes y alegres, y con cantares muy somnes a su modo, y bailes al mismo son, con mucho tiento y peso, sin discrepar en el tono ni en el paso, porque ésta era su principal oración (como arriba queda dicho). No parecía sino que andaban arrobados.
[...] Los bailes solemnes hacían por la mayor parte en el templo delante de sus dioses, o en el palacio del señor, o en el mercado. Pocas fiestas hacían sin borracheras a la noche, y otras cosas que de ella suelen suceder. En algunas fiestas llamaban y juntaban las mozas para bailar en corro, y al fin se volvía el baile en carne, muchas veces o por la mayor parte.
[...] Mayormente hacían este universal sacrificio y mortandad de todods los esclavos de guerra, en una muy grande y solemne fiesta, que tenían por la mas principal de todas, y la llamaban panquetzaliztli. Y antes que comenzasen tan cruel sacrificio, hacían procesión al ídolo huitzilopochtli en Mexico, en esta manera: vestido el papa de sus insignias y los cardenales (digamos) con él, luego por la mañana tomaba el mismo papa el dicho ídolo, y a mas andar o a correr, y los demás sacerdotes tras él, iban a Tenayuca que dista de México dos leguas, y de allí volvían a Tacuba, que del dicho lugar dista otras dos; y de allí a Cuyoacan otras dos, y de allí daban vuelta para Mexico que hay otras dos leguas. De suerte que era mediodía o mas cuando allí llegaban. Y si el ídolo no se le caía era buena señal: y si se le caía teníanla por mala.
[...] En la fiesta principal del dicho ídolo Huitzilopochtli, en un pueblo dos leguas de Mexico que se dice Iztapalapa, sacaban lumbre nueva (apagando todas las lumbres de las casas y templos) y de presto la llevaban a santificar ante el dicho ídolo a Mexico: para lo cual mataban y sacrificaban a un hombre, con cuya sangre rociaban el fuego nuevo, y de allí encendían fuego para poner ante susu dioses: y tomaba la gente lumbre, así para sus templos como para sus casas, aunque estuviesen una jornada y dos de Mexico, lo cual parece que hacían en el año que tenían como jubileo, de cincuenta y dos en cincuenta y dos....
[...] Aunque en algunos capítulos se ha tratado arriba de los sacrificios y servicios que estos indios hacían a sus dioses, no se ha hecho mención de los ayunos, que eran rigurosísimos los que el Demonio les enseñó, no por devoción que tiene a esta virtud, antes le es cruel enemiga (como lo testifica la misma Verdad, Cristo, por San Mateo), sino para por todas vías afligir a aquellos sus feligreses, sin que alcanzasen por su penitencia algún merecimiento.
En toda la tierra era general ayunar; mas no eran en toda ella generales los tiempos de ayuno, sino que cada provincia ayunaba a sus dioses según su devoción y costumbre que tenían recibida. Los mayores ayunadores eran los ministros del templo para dar ejemplo, y en esto conformaban con la costumbe de nuestra Iglesia católica, y con la razón, pues es mas justo que los que están dedicados al culto divino se ejerciten mas en estos actos penitenciales, que los que no se dedicaron al servicio de la Iglesia.
[...] Estos ayunos comunmente eran como vigilias de las fiestas, y según la fiesta era mas solemne, así el ayuno de su vigilia era de más días.
[...] Y acabados estos ochenta días, ponían un ramo pequeño en cierta parte del patio donde todos lo viesen, y era señal que todos se aparejasen para ayunar los otros ochenta días que quedaban hasta la gran fiesta de su dios Camaxtli.
[...] Todo el otro tiempo velaban, y ofrecían encienso echando brasas en sus encensarios todos juntos, y esto hacían muchas veces en el día y en la noche."
Conclusion de fray mamerto esquiú:
"¿Tanta dignación obró jamás la Virgen María entre tantos hijos suyos, sin comparación más dignos de su amor, que la que dispensó al pobre indio y a toda América? Sí, a toda América! Porque antes que los conquistadores formaran esa cadena de ciudades que enlazaban todo el Continenete desde Mejico hasta las últimas de Sud América, ya se había extendido como un lazo de amor una serie de Santuarios de María, focos de beneficios, de consuelos, de amor, de esperanzas para los católicos del Nuevo Mundo.
Como se la invocaba en el antiguo imperio de los Tlastecas, así resuena en el Pacasmallo, así resuena en la Plata, así se la invocaba en las márgenes del Titicaca, en Luján y finalmente en la Virgen del Valle. La piedad de María abraza la América desde el día mismo de su descubrimiento y desde un extremo al otro de su vastísimo Continente, y resaltando de un modo inefable la compasión al indígena; que no parece sino que para el consuelo de los indios abría esas puertas del Cielo en cada uno de sus Santuarios donde el pobre ora, canta, gime, espera y derrama lágrimas de dolor y de reconocimiento, y recibe en cambio lo que hay más puro, más santificador, más propiamente cristiano en el suelo de América!
[...] Pienso que la América ha tenido una vocación especial en orden a la Virgen María, que ha sido el terreno destinado por Dios para que en él se mostrase de un modo especial la riqueza de gracia que la fé en el misterio de la Inmaculada Concepción de María debía traer a los pueblos, como adorna y abasta de bienes a los corazones bien dispuestos.
[...] Ella suscita esos Santuarios que pueblan el Continente Americano, como el profundísimo espacio de los cielos están hermoseados y vivificados por las estrellas que en todos sus puntos resplandecen."
Anexo: salutación y súplica que hacía un principal al tlatoani recien electo.
Extractos. (En cursiva: las expresiones semejantes a las del Nican Mopohua)
Traducción literal
Persona, Tlatoani, tú preciosa persona, precioso, piedra preciosa, turquesa preciosa, ajorca, pluma preciosa, en verdad tu vienes a asentarte, en verdad aquí se ha dignado colocarte Tloque Nahuaque, Ipalnemoa. ...Lo que es cargado, la carga permanece, la cola, el ala ya no tiene madre, no tiene padre..... Y ahora, persona, señor nuestro, Tloque Nahuaque hace el calor, el día. Pues en verdad a ti te señala, te designa. Porque te pintó, te dibujó, te perfiló, te coloreó, Nuestro Señor.....se digna sentarte en la estera, en la silla, en su lugar de honra. ...En tu espalda, en tu seno, en tu lugar de cargar Nuestro Señor asienta lo que es cargado, la carga, la cola, el ala, los
macehuales, los voluntariosos los caprichosos.... y ahora, persona , señor nuestro, mi noble, ciñete la cabeza, aprietate la cabeza, arréglate. Ponte el quimili el cacaxtli. Que se pruebe, que se examine, que sea estimado el aliento, la palabra de Nuestro Señor. Quiza un poco afianzarás la carga, lo que es cargado, pero quiza también te tendrá como breve sueño te soñará, te tomará prestado el agua, el cerro.... oh mi noble señor nuestro, Tlatoani, mi pequeño hijo, Nuestro Señor Tloque Nahuaque se viene a burlar, porque el dispone, es antojadizo, se burla; como le plegue así lo querrá. En el medio de la palma de su mano nos está poniendo, nos está haciendo rodar, rodamos, somos bodoques. A una parte y a otra nos arroja. Nosotros le hacemos reír, de nosotros se está riendo. Obra con mucho tiento, considera bien esto ¿no soñamos?¿no vemos acaso en sueños nuestro don, nuestro merecimiento?Nuestro Señor coloca junto a tí, gasta en ti la fama, la honra y deja a alguno del que está aficionado. Pero quizá se separe de tí, quizá busque sustituto de ti. ¿Acaso Dios es pobre en amigos?¿acaso estás tu solo, tu unicamente?¿cuantos son sus amigos?¿cuantos sus conocidos?... Ahora ya eres diferente, eres respetado, eres digno de respeto; fuiste colocado aparte, estás lleno de honra, lleno de fama; eres valioso, eres admirable, eres persona preciosa; digno de ser guardado, digno de ser honrado, de ser tenido como hijo menor.
La carga lo que es cargado: quiere decir el pueblo, la gente común. Quimili, cacaxtli, tlamamaloni: son carga e instrumentos para cargar. Se utilizan para nombrar a la gente del pueblo. La cola, el ala, significa el pueblo la gente común. Angel M. Garibay K. Identifica al hijo menor como el heredero de todos los bienes.
Traducción de sentido.
Oh mi venerable señor, persona preciosa, en verdad llegas hoy al senorío, Dios se ha dignado colocarte en él..aquí está la gente de pueblo pero ya no tiene quie la guíe...Mas ahora, señor, Tloque Nahuaque hace que de nuevo haya luz pues te ha escogido...Esto fue determinado ya en el mundo divino y Nuestro señor te coloca en la dignidad...Por eso ahora te echas el pueblo a tus espaldas. Dios coloca bajo tu protección a los macehuales que son gente voluntariosa. Así que prepárate a realizar el gran esfuerzo. Que se cumplan los designios de Nuestro Señor. Quizá puedas fortificar a tu pueblo, pero quizá no dures mucho, porque Dios es arbitrario, se burla de nosotros.
Extractos del diario del P. Salvaire (1875): (Ver nota al final)
"El capitanejo Quiñehual, al pasar me señaló un rancho en el que vivía la hija del capitanejo Sandoval, perteneciente a la tribu de Namuncurá. Se había casado con un capitanejo de Chipitruz muerto hacía poco. Con aire triste me fue hablando del valle..."Dicen que cuando hay tormenta se oyen como unos lamentos de persona que solloza, y no es el viento que bien sabemos que también suele quejarse al pasar sus ráfagas por el ramaje de un saucedal. ¿No serán algunas almas en pena?. Dicen los gauchos que esas almas piden que les lleven sus huesos al camposanto y así no andarán ya apenados y penando por el triste valle. Sí , en esta costa del arroyo ha habido muchos muertos". Yo no le contradije su creencia pero recé en mi corazón por el eterno descanso de las víctimas de las guerras, especialmente de la guerra contra el indio.
Me dicen que los indios rezan y miran el sol apenas nace en el oriente, pero el sol no es el dueño de la vida, este es el "Chao", es decir el Padre. Comprobé que la religiosidad de los mapuches es muy profunda.
[...]Yo sé que los indios rezan al levantarse y antes de comer, de beber, de fumar, al emprender un trabajo o camino. Pero la oración solemne la hacen en comunidad y solamente en ciertas ocasiones o circunstancias particulares, ante todo en ocasión de sus rogativas (ñguillatún).
[...]La risa de los indios es tan espontánea como la de los niños; cuando están contentos se ríen de cualquier cosa y de nada. En cambio cuando andan entre los "gringos"o "huincás" están como tristes y desconfiados, apenas se animan a sonreír. Quizá tienen razón para tales actitudes, porque en sus parlamentos han oído muy tristes historias.
[...]Los indios del Carhué me trajeron a mí una vaquillona y la degollaron en mi presencia con gran presteza y gritos de contento. Abriendo el pecho con un tajo certero, el mas guapo introdujo la mano en la herida, y todos se apiñaron alrededor del animal sujetado por las piernas y aspas; extrajo el corazón palpitante, lo levantó en alto y ofreció a Dios la sangre caliente (la vida). Luego todos querían recoger un poco de sangre para tomarla caliente en sus cuernos o chifles. Ellos dicen que la sangre los hace fuertes. Yo solo puedo decir que luego el asado fue riquísimo, y lo que los indios desperdiciaron de la carne, se la llevaron los muchos perros que siempre los acompañan.
[...]Todos estaban celebrando con beberajes. Y en vez de buenos saludos recibimos ruidosos insultos de borrachos. El indio mamado es malo y peligroso; puede herir o matar a su mas querido amigo.
[...]Después se levantó el enérgico cacique Anügner, conocido jefe de malones, quien evocó una serie de infidelidades, engaños y crueldades de los blancos para con los indios. A mi me señaló como brujo negro y emisario de la peor laya. Criticó desde mi talar hasta mi coronilla clerical y despertó con sus encendidas palabras una ola de sentimientos hostiles, una conmoción de los ánimos de muchos de los trasnochados. Se levantó también el cacique Milla Hueque, borracho, borracho, y me insultó con las imágenes mas grotescas. Otros caciques mas repitieron eso de que yo era brujo, que sus adivinos se lo habían dicho. Afirmaban que la carga de mi carro eran las raciones que el gobierno les debía por el contrato y a gritos ordenaron que fuera repartida entre la gente.
Entonces se armó un tumulto tremendo. Todo el mundo se abalanzó sobre nuestro carro, sobre nuestras provisiones, sobre nuestros caballos. Un saqueo completo... Triste e impotente tuve que contemplar el despojo. Principalmente me afligía pensar que ya no tendría con qué pagar a los caciques por el rescate de cautivos y quizás me vería privado de un medio para volver...¡Dios mío! Empecé a temblar de angustia; temblaba por mi destino. Me encomendé a Dios y a la Virgen Santísima. Le prometí bajo promesa o voto formal hacer alguna obra que ensalzara a la Virgen de Luján, cuyo asiduo servidor quería ser para siempre. Le prometí también escribir y propalar la historia de la santa imagen y de su santuario y me invadió una gran paz, aunque oía gritos de muerte y de condena.
Dominando la situación, Namuncurá pidió el dictamen final. Parece que existía entre ellos la costumbre de manifestar su opinión, afirmativa o negativa, bebiendo o no del mate que se daba a circulación. Don Bernardo y su cuñado, el cacique Reumay, lo apartaron con gesto ostensible. De inmediato se oyó un sordo murmullo en la asamblea, y ya el silencio estaba por estallar en palabras de protesta, cuando se levantó don Bernardo. Vociferaba que los enemigos del padre Salvare eran unos infames canallas, que todo lo dicho por ellos eran calumnias; que el misionero, lejos de ser espía de Alsina, era amigo sincero de los paisanos. Terminadas sus enérgicas palabras, se acercó a mí, puso sobre mi hombro su propio poncho en señal de su protección, y juró ante todos acabar con el primero que osara agredirme.
[...]Namuncurá me quiso consolar diciéndome que había soñado que en tres días Dios vendría a darme su mano derecha.
Mi estado de ánimo se debatía todo el día entre la confianza en Dios y en su santa Madre y un profundo abatimiento.
[...]Namuncurá y los demás jefes mostraron especial placer en que les regalara medallas de la Virgen y me encargaron cruces de plata. ¡Me pareció esto tan raro! Solo Dios conoce sus corazones.
Es ya el cuarto día que paso en Salinas Grandes. Nunca imaginé este mundo indígena, ni las dificultades que había de padecer. Aún me debato entre esperanzas e incertidumbres, pero confío en Dios y en la protección de nuestra Madre Santísima."
(Extractos del libro: "Una excursión apostólica del Padre
Salvaire a Salinas Grandes"
de Meinrado Hux. El Diario abarca del 20 de octubre al 21 de noviembre de 1875.)
Nota:(Según la opinión de un conocido sacerdote historiador, dicho libro no es demasiado serio)
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